jueves, 29 de septiembre de 2011

El verdadero valor de la ratificación de mandato.

 Reflexión de Sergio Wheeler

El día de ayer se llevó a cabo en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga en el estado de Jalisco, la primera consulta ciudadana de ratificación de mandato. El ejercicio se realizó a manera de consulta popular debido a que actualmente no existe la revocación de mandato en la legislación electoral del estado, a pesar de que se ha propuesto en el congreso en varias ocasiones.


Dicho ejercicio, al ser la primera vez que se practica en la historia de México, por supuesto “pateó el avispero”, y en consecuencia las opiniones a favor y en contra brotaron a través de columnas de opinión en prensa y redes sociales. Y eso más que algo negativo, lo considero algo positivo. Nos saca de nuestra zona de confort y obliga a reflexionar, a pensar fuera de la caja en otras opciones de democracia profunda, muy distintas a las del sistema actual, del que constantemente todos los mexicanos nos quejamos.


La principal crítica que surgió entre la sociedad es el hecho de que se llevó a cabo solo en búsqueda de votos y apoyo para conseguir la nominación de algún partido para la gubernatura del estado de Jalisco. La intención de buscar la gubernatura no es ningún secreto, abiertamente ya lo había declarado el edil Enrique Alfaro, y lo que el ejercicio buscó desde un principio no era ver si se quedaba al mando de Tlajomulco, sino ratificar que el pueblo estuviera de acuerdo con lo hecho hasta este momento. De cualquier manera ningún edil del país había tenido el valor de someterse a dicho proceso y se le tiene que reconocer, pues requirió de valor y confianza en que el trabajo se ha llevado a cabo correctamente.


Respecto a la baja participación del electorado, solo quiero aclarar que al menos un 25% o 30% de las personas que se acercaron a la casilla, en la que me tocó ser observador, a querer participar, no pudieron debido a que sus credenciales del IFE no estaban actualizadas con su dirección en el municipio de Tlajomulco, muestra de gran apatía por parte de la población al no estar actualizados en el padrón, y en esto, mucho tiene que ver el sistema político fallido bajo el que nos manejamos en la actualidad.


Resulta mucho muy fácil para politólogos, políticos y otras figuras conocedoras, criticar desde un punto de vista educado. En lo personal yo sé poco del tema, pero en la medida de lo posible trato de entenderlo. Para entenderlo mejor decidí aceptar la invitación a ser observador ciudadano durante el ejercicio, y mi experiencia resultó gratificante y reveladora. La casilla en la que me tocó ayudar, la mesa 9, se localizo en Lomas de San Agustín, una de las zonas menos privilegiadas económicamente del municipio. Justo afuera de la casilla se localizaba un “tianguis” mismo que ayudó a que fueran muchas las personas que asistieran a participar.


Grande fue mi sorpresa al comprender que el proceso democrático de participación ciudadana que se estaba llevando en las afueras de la casilla, resultara mucho más significativo que la misma ratificación de mandato. Afuera de la casilla estaba instalados en sillas con sombrillas las y los líderes de las diferentes colonias, con blocs de papel y plumas. No estaban induciendo el voto a favor ni en contra, como en un principio pensé. Estaban escuchando a sus vecinos, anotando sus nombres y sus inquietudes, tomando nota de lo que ellos consideraron necesario y así, representando a sus vecinos de manera democrática, ejerciendo a nivel barrial participación ciudadana.


Más allá de esto, la experiencia de caminar por las calles alrededor de la casilla fue sumamente inspiradora: escuchar a la señora que vende verduras en el tianguis incrédula pero a la vez empoderada, pudiendo “mandar a la chingada” al presidente municipal si así lo deseaba, fue mágico. Desde una posición socialmente privilegiada, muchos ciudadanos ya estamos enterados de otras formas de democracia, de la truncada reforma política y de las ventajas que tiene al buscar mayor participación ciudadana. Pero no somos mayoría, de hecho somos un porcentaje mínimo de la población total. Con una simple pregunta escrita en una boleta, ciudadanos con los mismos derechos que cualquiera, pero marginados socialmente, pudieron comprender lo que significa el concepto de ratificación de mandato, y entonces desearon que todos los municipios tuvieran esta opción. Las conversaciones que se escuchaban ayer por la tarde en las calles de Tlajomulco fueron acerca de política, el pueblo por primera vez sintió que la política le pertenece. Con un sencillo ejercicio y voluntad política, se le enseñó al ciudadano el verdadero poder que tiene su voto. Ayer por primera vez en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga se percibió el olor a democracia real, a democracia participativa. No sólo por el ejercicio de consulta ciudadana, eso sólo fue el umbral que abrió la posibilidad a otro tipo de prácticas democráticas, incluyó por primera vez la opinión del pueblo y la idea de democracia participativa dejó de ser de unos pocos. El pueblo se apropió y discutió la idea.


Si Enrique Alfaro se beneficia o no, de este ejercicio para obtener la gubernatura, realmente queda en segundo plano. El ciudadano empoderado es el principal beneficio que deja este ejercicio sin precedentes en el país.


Sergio Wheeler 

@PulpoUrbano


 blog: http://bit.ly/pxyQrH

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